El poder de la actitud

La actitud puede determinar el éxito o el fracaso de una persona. Se define como la forma en que hablamos, nos comportamos, pensamos de las personas que nos rodean, o enfrentamos una situación. Hay personas que mantienen una actitud negativa. Piensan que las cosas siempre van a salir mal y eso mismo es lo atraen: enfermedades, carencias y situaciones desagradables. Son personas infelices.
Otras, en cambio, mantienen una actitud positiva hacia la vida y lo que consiguen a cambio es atraer prosperidad, salud, amor y amigos, entre otras cosas. Tal es el caso de Lucila Rutinel, una mujer de casi ochenta años, que vive con un enfisema pulmonar crónico, una enfermedad respiratoria que puede quitarle la vida en cualquier momento. Sin embargo, su actitud positiva mantiene a Lucila más feliz y activa que muchos colmados de salud y juventud.

Lucila Rutinel Domínguez, nació el 8 de mayo de 1946 en Santo Domingo, República Dominicana. Creció en un hogar humilde compuesto por ocho hijos y sus padres: los abogados, Ulises Rutinel y Francisca Domínguez, quienes le inculcaron el amor por la educación, la cultura, la solidaridad y el amor por los demás.

Estudió educación, mención letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD. Luego realizó un postgrado en Educación y rescate de los valores culturales, en Brasil. Ha trabajado en todas las áreas de la administración pública en su país. Es una de las activistas culturales más destacadas y colaboradora de la Diáspora Neoyorkina. Lucila tiene el don de la poesía, declama con una originalidad increíble. Su narrativa consta de una hermosa prosa impregnada de poesía.

En el 2010 publicó el poemario “Una mujer de lluvia con sonrisa de relámpagos”, tiene una novela escrita, tres poemarios y varios cuentos aún inéditos. Desde muy joven ha participado en la política, defendiendo los derechos de los más necesitados.
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A pesar de su enfermedad respiratoria, Rutinel anda declamando sus poesías y las de otros poetas en todos los eventos culturales que se realizan en los Estados Unidos. A la Mujer de lluvia, como suelen llamarla, no la detienen los dolores, ni la lluvia, ni la nieve. Ella piensa que la vida es un regalo y, por tanto, hay que agradecer cada despertar y vivirla con alegría y entusiasmo.